MÁS QUE MEDICINA ESTÉTICA

DRA. ANA CRESPO ÁVILA
Mi objetivo es ofrecer una atención médica personalizada, centrada en la salud y el bienestar del paciente, brindándole un espacio de confianza en cada consulta.
Esto se consigue diseñando un plan de tratamiento adaptado a las necesidades individuales para realzar su belleza de forma sutil y armónica, respetando la autenticidad y promoviendo una belleza emocional que refleje la esencia de la persona.
Metodología
Su filosofía de trabajo radica en realizar una medicina estética respetuosa con el individuo, sin cambiar la esencia de la persona, realzando los puntos fuertes y tratando de forma preventiva los signos de envejecimiento. Para ello se basa inicialmente en un estudio diagnóstico pormenorizado, desde un punto de vista holístico, personalizando cada tratamiento y así, preservar la esencia y la naturalidad. El trato cercano y la dedicación son señas de identidad en cada consulta, ayudando al paciente a alinear lo que su rostro muestra y como se siente.
Comprender al detalle que está ocurriendo en cada rostro y qué objetivos persigue el paciente es una prioridad para plantear un plan de tratamiento que permita conseguir mejoras sutiles que, a su vez, disminuyan el impacto del paso del tiempo sin transformar.

Diagnóstico

Tratamiento

Seguimiento

La belleza de las cosas existe en el espíritu del que las contempla
Filosofía
La belleza no existe por sí misma, existe como un fenómeno visual en la conciencia de aquellos que la aprecian, que la ven. La belleza es una experiencia personal, y está en el ojo y en el espíritu de aquél que la mira. Sin embargo, no es únicamente una cuestión de una cara o un cuerpo, las personas son también bellas por su carácter, su personalidad o su capacidad de amar. Al fin y al cabo, la belleza es una necesidad del alma humana.
Desde niña siempre me he sentido atraída por la belleza, lugares bellos, editoriales de moda con fotos impresionantes, edificios modernistas o brutalistas que me fascinan, naturaleza… Hasta que he sido adulta no he sido consciente de esto, pero sí sentía una incomodidad difícil de ignorar si el lugar en el que estaba no me parecía bonito o la iluminación me molestaba.
La belleza es proporción, armonía y equilibrio, y se han descrito cánones a lo largo de la historia que trataban de definirla desde un punto de vista objetivo. Pero de forma subjetiva la belleza también es un equilibrio entre el contenido y el continente.
Quizá es por esto que me gusta tanto mi trabajo, porque se trata de poner en sintonía. Que el tiempo pase y nuestra cara esté en consonancia con la energía que tenemos.

El envejecimiento saludable (sí, envejecimiento que a mí lo de antiaging me sigue sonando fatal y antinatural) es posible, y es importante que podamos seguir cumpliendo años con buen aspecto, sin transformar nuestra esencia. Se trata de buscar nuestra mejor versión en todas las etapas de la vida.
Para conseguirlo tenemos hoy las herramientas que permiten mantener esa frescura, sin necesidad de crear rostros en serie bajo los que no nos reconocemos.
Eso es lo bonito y lo difícil, y para eso hay que escuchar mucho al paciente y explicar muy bien el diagnóstico. Por eso me parece tan importante la primera visita médica, es lo más interesante, pero hay que detenerse.
Cuando los objetivos están claros y ya tenemos un plan de tratamiento (normalmente no hay una sola terapia que consiga cubrir todas las necesidades), viene lo técnico, hay que conocer muy bien la anatomía y trabajar con productos de la más alta calidad para la seguridad del paciente.
Después de todo esto, llega el resultado, ese que parece magia, pero que tiene mucho de ciencia y un poquito de arte. Es entonces, cuando el contenido y el continente entran en armonía, la autoestima se refuerza, y aquello de la belleza que parecía algo superficial, un capricho subjetivo, ya no lo es tanto.
